Leído en la concentración del pasado ocho de marzo frente al Hospital Clínico Universitario de Salamanca:
Desde el colectivo Pares y El Parto es Nuestro organizamos hoy esta Jornada informativa para hacer visible el problema de la violencia obstétrica que existe en muchos hospitales.
Queremos
visibilizar que, lamentablemente, la gran mayoría de maternidades
españolas se saltan las recomendaciones de la OMS y las del Ministerio
de Sanidad. En Salamanca el número de cesáreas, partos instrumentales,
episiotomías, y otras muchas intervenciones injustificadas, supera con
creces estas recomendaciones.
Actualmente,
si preguntamos a una mujer recién parida “¿Qué tal fue tu parto?” nos
dirá casi sin pensar “Todo fue muy bien, no me puedo quejar”.
Afortunadamente, en muchos casos es así. Pero, por desgracia, si
profundizamos un poco en esa respuesta, en muchos otros casos
descubriremos que sí hay motivos para la queja, pues callaban el miedo, la incomprensión, el maltrato físico, la
soledad, el maltrato verbal, las prácticas innecesarias y obsoletas, las
molestias posparto…
Para
algunos puede resultar exagerado, al fin y al cabo, si se acaba dando a
luz a un niño sano,”¿de qué te quejas?”. Sin embargo, muchas mujeres
que han pasado por estas situaciones quedan marcadas con heridas
profundas, a veces emocionales, a veces físicas, que no se olvidan sólo
porque “lo importante es que el niño esté bien, esté vivo”.
También ocurre que muchas mujeres no saben que han sido víctimas de Violencia Obstétrica por desinformación. Y porque en esta sociedad la violencia está normalizada y tan integrada en nuestras vidas, que no la vemos.
Las
consecuencias negativas de esta violencia son muchas, pero una de las
cosas más preocupantes es que la mujer ha perdido: derechos, autonomía,
intimidad, protagonismo y capacidad de decisión sobre un acontecimiento
tan vital e importante como es el momento del parto y nacimiento de su
hijo/a.
Entendemos
que el primer paso para generar un cambio en este sentido es devolver a
las mujeres su poder y autonomía, haciéndolas partícipes del proceso
fisiológico de su parto y del nacimiento de su bebé. Igual que hemos
decidido tener un hijo/a, de la misma manera queremos decidir a qué
pruebas queremos someternos, y saber el por qué de cada una de ellas.
El
segundo paso vendrá cuando la mayoría de los profesionales, y no unos
cuantos, como hasta ahora, sean conscientes de su papel de acompañantes
del proceso, cuando reconozcan la evidencia científica y trabajen
entendiendo que el nacimiento es un proceso fisiológico, no patológico.
POR UN PARTO RESPETADO EN SALAMANCA
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